Brian May, doctorado en
astro física, lidera una campaña que busca evitar eventos como el de Siberia en
1908, en una explosión equivalente a mil veces la bomba de Hiroshima que de
haber caído seis horas más tarde, hubiese cambiado el curso de la historia humana.
A las 7:17 horas del 30 de junio
de 1908, una explosión ocurrida en la localidad de Tunguska en Siberia,
marcaría el último hito importante de los asteroides que alguna vez hayan
ingresado a la atmósfera terrestre.
El objeto, de unos 80 metros de
diámetro, explotó en el aire arrasando con 80 millones de árboles en un área de
más de 2 mil Km, derribando gente a 400 Km de distancia y activando estaciones
sismográficas en el Reino Unido debido a las fluctuaciones en la atmósfera. Sus
efectos fueron vistos en toda Europa y en observatorios en Estados Unidos, y se
cree que la energía liberada correspondió a unos 30 megatones, unas 30 millones
de toneladas de dinamita o mil veces la bomba de Hiroshima.
Pasaron varios años antes que el
suceso fuese investigado por la ciencia. Recién en 1921 un equipo acudió al
lugar a realizar estudios, pero sin encontrar vestigios de un cráter; en los
años 60 se comprobó la teoría de un objeto extraterrestre y en 2007 se
descubrió la prueba más cercana hasta ahora: un cráter de 50 metros de
profundidad y 450 de diámetro localizado a 5 Km del epicentro de la explosión,
que supuestamente podría ser asociado al hecho. Sin embargo, los datos nunca
fueron concluyentes y la teoría más aceptada hoy por la mayoría de los
astrónomos es la de un fragmento del cometa Encke, que estalló antes de tocar
el suelo. Según los expertos, si el evento hubiese tenido lugar 6 horas y media
más tarde, habría explotado sobre Berlín, cambiando por completo el curso de la
civilización humana.
Se sabe que estos objetos
celestes caen regularmente a la Tierra, incluso con casos documentados de
impactos en personas, pero no todos son una amenaza. La Nasa ha encontrado más
de un 95 por ciento de los asteroides potencialmente peligrosos (rocas de 1 Km
de ancho) y ninguno representa un riesgo real, aunque se estima que existe 1
millón de objetos similares como el de Tunguska y menos del 1% ha sido
detectado.
El más reciente tuvo lugar en
febrero de 2013 en Chelyabinsk, Rusia. Una bola de fuego estalló a 30 kilómetros
del suelo y generó una onda expansiva equivalente a unas 600 mil toneladas de
TNT, afectando a seis ciudades y tres mil edificios, dejando un saldo de mil
heridos en uno de los mayores eventos del último tiempo. En Chile, el mayor
impacto se dio hace 600 mil años, dejando un cráter de 460 metros de diámetro
al sur del Salar de Atacama, llamado Monturaqui.
El guitarrista y el polvo
interestelar
En 1968, 60 años después del
evento de Tunguska, un veinteañero Brian May compartía su tiempo entre el rock,
una guitarra fabricada por él a los 16 años y su afición por la astronomía.
Tras finalizar su licenciatura en Física y Astronomía en Londres, para su
doctorado decidió estudiar el reflejo de la luz en el polvo interplanetario en
el Sistema Solar basándose en investigaciones realizadas a principios de los
años 70, registrando dos publicaciones en importantes revistas científicas.
Pero a pesar de sus facultades,
el rock pudo más que el telescopio. Tras abandonar su doctorado, junto a Roger
Taylor, John Deacon y Farrokh Bulsara, un llamativo vocalista que luego
cambiaría su nombre a Freddie Mercury fundaría Queen, una de las bandas más
reconocidas de la historia.
En aquél entonces su carrera en
la música recién comenzaba, pero nunca dejaría de mirar las estrellas. Brian
May recién retomaría su tesis 37 años después, graduándose de doctor en
astro física el 14 de mayo de 2008.
La iniciativa
A fines de 2014, May se unió a un
centenar de científicos y astronautas para anunciar la creación del "Día
del Asteroide", una instancia que busca llamar la atención sobre la
amenaza de estos objetos celestes para la Tierra.
La campaña, celebrada este 30 de
julio a exactos 107 años de la explosión en Siberia, supuso un acuerdo llamado
"Declaración 100x" que tiene como objetivo financiar la búsqueda de
asteroides y en lo posible, enviar misiones que puedan desviar su rumbo. El
problema es que el ejercicio debe ser realizado al menos 20 años antes del
impacto con la Tierra y por ello, hay que encontrar los objetos lo antes
posible.
"Hay un millón de asteroides
de nuestro Sistema Solar que tienen el potencial para atacar la Tierra y
destruir una ciudad, sin embargo, se han descubierto menos de 10 mil, sólo un 1
por ciento de los mismos", señala la declaración. "Tenemos la
tecnología para cambiar esa situación", agrega.
Pero no se trata del único
proyecto relacionado. También existe la "Fundación B612", una
organización sin fines de lucro que desarrolla el proyecto Centinela, un
telescopio caza-asteroides que sería inaugurado en 2018. A mediados de la
década de 2020, la Nasa buscará arrancar un trozo considerable de la superficie
de un asteroide y traerlo a la Luna para su análisis mediante caminatas
espaciales. Una misión similar, de seis años se puso en marcha el año pasado
por Japón.
Asimismo, en noviembre de 2014 la
ONU también advirtió sobre el riesgo de estos objetos celestes a través de una
comisión que alertará a los gobiernos de cada país en el caso de la cercanía de
un asteroide, dependiendo del grado de destrucción.
Fuente: La Tercera
0 comentarios:
Publicar un comentario