Evidentemente, nos estamos refiriendo al principio del
grupo. Concretamente, cuando John Deacon ya había superado su prueba de admisión.
En esos días, Freddie pensó que para potenciar el sonido del grupo, una de las
posibles soluciones era incorporar otro guitarrista.
Por supuesto, Mercury era un gran admirador de Brian May,
pero pensaba en la opción de una dupla a las seis cuerdas. Y avisó a Chris
“Dummett” Chesney, antiguo compañero suyo de escenarios con el grupo Sour Milk
Sea (“Leche Cortada”), y a los que les unía una estrecha amistad.
Por supuesto que Chris acudió a la cita. Pero en ese
momento, no tenía amplificadores, ni guitarra… no disponía de equipo para hacer
esa audición. Por tanto, le pidió “prestado” a Brian May su equipo y la “Red
Special” para ese momento tan importante.
Unos momentos que no olvidará. Aparentemente, todas las
guitarras son iguales, pero en realidad, depende mucho de quién ejecute los
sonidos. La “Red Special” es un instrumento muy sensible. Por eso, a Chris se
le iban los dedos, no acertaba con las notas, se iba de tono y tampoco atinaba
exactamente con los trastes. Una vez finalizada la prueba, el mismo Chris ni
preguntó si quiera si tenía sitio en la banda, pero seguía admirando el estilo
de Brian May, un líder para él.
Tiempo después, Chris se fue a Estados Unidos y tocó en la
formación Mandrake. Luego, a su vuelta, fue uno de los pioneros en el sonido
punk que envolvía al mundo musical a finales de los '70 del pasado siglo.
Queen nunca tuvo dos guitarristas. Mejor, sinceramente. Así,
todos hemos disfrutado de Brian en todas las facetas posibles: con sus riffs,
con sus punteos, armónicos, fraseos de guitarra,… aunque el pobre Chris nunca
dejará de pensar en lo difícil que es adueñarse de la “Red Special”, aunque sea
para una audición inolvidable.
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