Según las declaraciones de Prenter al diario sensacionalista The Sun: “A raíz del fallecimiento de ambos, Mercury ha entrado en un estado de shock”. Los amantes mencionados eran Tony Bastin, empleado de una empresa de mensajería, con el que Freddie había mantenido una relación entre 1979 y 1981, y John Murphy, un auxiliar de vuelo, del que el cantante desconocía su pasada convivencia con otro hombre que había fallecido a causa del Sida.
Prenter comentó que la condición homosexual del cantante no le era desconocida, ya que “en los nueve años que llevo trabajando con el grupo jamás he visto a Mercury con una mujer. Él mismo me confesó que su primera relación homosexual tuvo lugar a los catorce años en el colegio”. Añadió, además, que “durante las giras, solía pasar la noche con un hombre diferente. Freddie nunca dormía en los mismos lugares que el resto de la banda. Luego, ya en las ciudades, frecuentaba los clubes de gays y, por lo general, nunca se acostaba antes de las seis o las siete de la madrugada”.
Lo lamentable del affaire Prenter es que a éste no le importó traicionar a Freddie, olvidando que el cantante había cuidado de él especialmente durante las navidades de 1986, cuando lo invitó a pasar esas fechas en su casa después de que se hubiese arruinado. Quizás Prenter pensó que la amistad entre ambos valía menos que las treinta y dos mil libras que The Sun le ofreció por los chismorreos. O quizás creyó ver en esa suma la calma para el sufrimiento por el que tendría que pasar antes de morir también de Sida, en agosto de 1991.
Fuente: A Queen Of Magic
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